Análisis de Unravel - Pc, PS4, One

Desde que nos sorprendiera con su primera presentación en la conferencia de Electronic Arts del pasado E3 2015, Unravel nos descubre un pequeño y adorable título de puzles y plataformas, capaz de llamar nuestra atención por su emotivo estilo de juego.
En un juego cargado de sensibilidad, aventura y descubrimientos, acomparañaremos a Yarny, un pequeño y simpático héroe hecho de lana, capaz de desafiar a todos los peligros de su entorno con el fin de alcanzar el mayor tesoro de nuestras vidas: los grandes recuerdos que almacenamos en nuestra memoria.
Una estela de lana para unir toda una vida
Desde nuestra más tierna infancia, nuestra vida siempre ha estado marcada por una secuencia de grandes momentos para el recuerdo: nuestros primeros paseos por el parque, la primera vez que fuimos a la playa, el descubrimiento de la amistad, el amor y ese fuerte deseo de descubrir el mundo con nuestras propias manos. Así mismo, y con la llegada de la madurez, descubrimos no todo es tan fácil, y que la vida también significa responsabilidad, decisiones difíciles y lamentablemente, algunos duros momentos de pérdida.
Unravel destaca el valor de cada uno de esos recuerdos dentro de nuestras vidas, y la necesidad de recordarlos en todo momento. Al comienzo de nuestra partida, Yarny despertará de su cesto de lana para descubrir el vacío de un antiguo álbum de fotos de una anciana. Para llenar ese enorme hueco en los recuerdos, nuestro lanudo protagonista iniciará una aventura a través de las fotos ubicadas por la casa, para trasportarse a cada uno de los grandes momentos de una vida plena.
Un ovillo de lana es suficiente
En cada uno de los niveles, nuestro objetivo será encontrar aquellos recuerdos vitales de las variadas localizaciones. Para ello, Yarny tendrá que abrirse paso a través de innumerables obstáculos, deshaciendo la lana de su propio cuerpo con el fin de llegar lo más lejos posible. Lamentablemente, la poca lana del cuerpo de nuestro héroe, impedirá que lleguemos demasiado lejos sin que recurramos a las diversas madejas de lana ocultas por el escenario.
Además de su constante necesidad de “relleno” durante la aventura, Yarny tiene todos los recursos necesarios para salir adelante en un mundo donde un simple escalón parece un muro infranqueable. Con la ayuda de su propia lana, podremos realizar todo tipo de acrobacias, como lanzar un hilo para colgarnos de enganches, realizar puentes colgantes entre dos puntos, atar elementos móviles entre sí, o arrastrar pequeños objetos
Gracias a estos movimientos, podremos superar los desafíos que encontraremos a lo largo del camino en forma de intrincados puzles basados en la física de los objetos: desde el recurrente juego de elementos móviles a fijar, hasta otros más complejos, como la creación de poleas para levantar objetos pesados, activar mecanismos eléctricos para activar luces o maquinaria, escondernos de algunas amenazas animales o incluso formar una gran bola de nieve que nos permita seguir adelante.
Junto al objetivo final de cada zona, podremos completar los mayores desafíos de cada escenario, buscando algunos de los numerosos botones coleccionables escondidos en cada pantalla.
Toda una vida a través de las estaciones
A través de sus once niveles, tendremos la ocasión de descubrir todo tipo de escenarios de juego, desde un apacible jardín en una mañana de primavera, un revitalizante paseo por las montañas de un soleado día de verano, los peligros de una estación minera abandonada durante una tormenta de otoño, o la soledad de un páramo nevado en invierno.
Gracias a la utilización de elementos reales y su desarrollo con el motor Frostbite de EA, el equipo sueco Coolwood Interactive consigue mostrarnos unos preciosos escenarios cargados de detalle y realismo, que sobrepasan las expectativas de un título de menor calado dentro del enorme catálogo de EA.
Pero todos estos detalles gráficos consiguen alcanzar una simbiosis especial junto a su gran banda sonora, que con unas hermosas melodías con piano y violín (y algunos momentos corales), nos consiguen trasladar a un mundo de ensueño, en el que las emociones fluyen en cada momento.
Una gran y única experiencia
Al igual que sucede con muchos de los numerosos títulos del género indie, Unravel tiene en su contra la propia esencia de un juego claramente conmovedor, que centra su razón de ser en las grandes sensaciones de su jugabilidad, pero que pierde el interés del usuario una vez acabado.
Es cierto que durante el comienzo de la aventura con Yarny, nuestras impresiones nos descubren un juego cargado de sensibilidad y descubrimientos, pero con el paso del tiempo va tornándose algo repetitivo en sus mecánicas y termina resultando escaso de duración (unas 6 horas). Esta constancia y algunos cambios abruptos de escenarios, hacen que lleguemos a desconectar de la trama subyacente y no terminemos de encontrarnos ante una experiencia redonda.
Porque al final ¿qué es más importante dentro de una experiencia jugable?: ¿La intensidad del mensaje que quiere trasmitir y la conexión con el jugador? ¿O tenemos que limitar su función a las capacidades jugables del título?
Unravel es desde sus comienzos un título destinado a conectar con el jugador para una experiencia única y emocional, acerca de los sentimientos, la importancia de nuestros recuerdos y los lazos que tenemos con el resto de personas. No podemos pedir que falte al respeto a sus fundamentos para presentarnos algo mucho más entretenido y rejugable, por lo que tenemos que concienciar nuestra experiencia de juego como algo único e irrepetible.
Lo mejor:
- Un aspecto gráfico estupendo, que junto a la música nos trasporta a un mundo onírico
- La originalidad de alguno de sus puzles
- La simpatía de Yarny y la profundidad de su mensaje
Lo peor:
- Puede resultar algo corto y repetitivo en algunos momentos
- No estamos ante un título rejugable
- Sus grandes capacidades técnicas tienen unos requisitos algo altos para un titulo de carácter indie, haciendo que muchos tengamos que actualizar el PC para disfrutarlo.