Análisis de Uncharted 4: El desenlace del ladrón - PS4

Naughty Dog cierra la saga Uncharted por todo lo alto: gráficos de miedo, trama sin sorpresas pero que cumple los cánones de la franquicia y una jugabilidad con un ritmo muy variado que sin perder su esencia ha sabido adaptar algunas novedades. Uncharted 4: El desenlace del ladrón tiene todo lo que un fan de Nathan Drake y compañía espera, y lo único malo es que uno se queda con ganas de que esto no sea el final.
Que Uncharted 4 era el último título de la saga lo llevamos sospechando mucho tiempo y escuchando, desde hace meses, sin embargo, no hay más que acercarse a los primeros compases del juego para sentir realmente y sin lugar a dudas que empezamos la última aventura junto a Nathan Drake. Huele a despedida desde el inicio. No es solo una trama que vuelve a su infancia y nos lleva más allá de lo que vimos en la tercera parte, sino el repaso y menciones que de las anteriores aventuras se hace. Y los secretos que esta vez no se deja en el tintero.
El estudio americano vuelve a presentar un título autoconclusivo, con su propia trama, aunque como en los anteriores, no se puede disfrutar de igual manera si no se conoce la historia de los protagonistas: por lo que han pasado y sus personalidades. Y es que, si la agilidad de Drake podría destacarse como su mayor habilidad, sin duda sin su humor y su carácter no sería lo mismo. Gracias a las remasterizaciones de los juegos anteriores, no hay excusas para no estar al día.
Creo que no exagero si hablo de U4 como el juego más esperado de PlayStation 4, y difícilmente tendrá rival en esta generación. Superando a U3 por bastante y sin tenerle mucha envidia a U2, U4 se erige como la mejor exclusiva de PS4 hasta la fecha y como un magnífico colofón jugable y artístico para la saga.
No vamos a destripar nada de su trama, sería un sacrilegio reventar las sorpresas que depara este adiós, pero basándonos en lo que el estudio ha dejado ver en los tráileres hablaremos un poco de su historia (sin spoilers). El desenlace del ladrón presenta a un Nathan Drake retirado de la vida de buscatesoros: ha sentado la cabeza, vuelve a estar felizmente casado con Elena y tiene un empleo normal para pagar las facturas. Sin embargo, la visita inesperada ¡de su hermano! animará a Drake a salir en una última aventura: selva, nieve, bosque, mar, ruinas… el paseo será de lo más variado y nos permitirá terminar de conocer toda la verdad acerca de su vida y su pasado, al tiempo que intentamos que salve el pescuezo en esta incursión. Quizá no haya otra.
En jugabilidad, U4 vuelve a poner el peso en la escalada. En este sentido, Naughty Dog siempre ha hecho un excelente trabajo y la cuarta entrega no es una excepción. Había sitio para la mejora y esta ha venido de tres maneras: rutas alternativas (buenas o no, ¡malditos rincones inútiles sin tesoros!), la cuerda y el piolet (aunque lo llaman escarpia). El tamaño del mapa es impresionante, y esto hace que, aunque muchas rutas sean más intuitivas de lo que muchas veces nos gustaría, haya más superficie por la que explorar-perderse, e incluso diferentes modos para llegar a un mismo sitio (y si no, solo hay que fijarse en nuestro acompañante de turno). Por su parte, la cuerda y el piolet multiplican las opciones para la escalada, pero además la cuerda puede usarse durante los combates para lanzarnos hacia los adversarios y dispararles suspendidos en el aire.
No faltan en esta aventura los puzles y la libreta de Drake. Variados y bien metidos, aunque facilones a más no poder. En este punto nos gustaría recomendaros desactivar las ayudas, de lo contrario os encontraréis con pistas mucho antes de que las necesitéis y el puzle perderá su encanto. No son muchos, y ninguno nos pone realmente a prueba, por lo que la ayuda no es necesaria a menos que quedemos atascados.
No podemos olvidarnos de los vehículos: por tierra y mar. Esta vez dejamos el aire. Un paseo en barca por el archipiélago de los piratas o los capítulos a bordo de un jeep: explorando tranquilamente terrenos enfangados o huyendo a la desesperada. Manejar el jeep es muy sencillo y esto hace que el jugador pueda divertirse más en el frenesí en pantalla.
Combates de puntillas
En cuanto a los combates, las armas no están tan delimitadas a zonas como en otras entregas (algo que en la tercera parte ya sucedía), por lo que encontraremos muchos fusiles automáticos diferentes desde el principio. Lo más significativo del sistema de combate es la apuesta por encuentros de sigilo. Podemos señalar a los enemigos para saber siempre por donde se mueven y los enemigos han ganando un indicador blanco, amarillo o naranja, para saber su estado de alerta. Si un enemigo llega al color naranja, la incursión silenciosa se ha acabado y toca volver a los orígenes y disparar a lo loco hasta acabar con el último villano. El escenario deja muy claro qué partes del juego se han confeccionado para el sigilo (espacios más cerrados, con hierba alta entre la que esconderse). Esto cambia el ritmo de la aventura, la hace aún más pausada. Algo que al principio, entre recuerdos y vídeos, puede desalentar a algunos jugadores. No a los que han seguido la serie durante años.
La inteligencia artificial del enemigo es elevada: e intentan en todo momento buscar nuestra espalda, llegar hasta nosotros. Dos cosas se echan de menos: algún punto como la mítica iglesia, de esos imposibles, y mercenarias mujeres. A pesar de que una de las villanas de la historia es mujer y que por el otro lado tenemos a Elena, los soldados a sueldo a los que nos enfrentamos durante el juego siguen siendo todo hombres.
En cuanto a su duración, es más largo que la anterior entrega. Hacen falta más de 16 horas para llegar hasta el último vídeo, y si sois de explorar cada camino que se abre en el escenario en busca de esos ansiados tesoros para los trofeos (poco más aportan), pues puede ponerse en unas pocas más fácilmente. En total hay 109 tesoros, a los que hay que añadir nuevos coleccionables en forma de entradas de diario que va confeccionando Nate y conversaciones opcionales que se activan al acercarse a determinados lugares durante la aventura (fácilmente reconocibles porque suena una alerta y al acompañante le aparece un bocadillo encima de la cabeza). Y a esto hay que sumar un multijugador que como en anteriores entregas, no es un mero parche añadido, sino un modo muy divertido que puede alargar la vida del juego por varias horas más. Además, el encanto sobrenatural de las historias anteriores, se ha aparcado en la trama de U4, pero lo encontramos en su multijugador, en el que la cuerda juega también un papel principal, y donde la velocidad y el caos son parte del menú.
Parece una postal
En cuanto a gráficos, punto y aparte. Naughty Dog vuelve a presentar un apartado de sobresaliente, que saca partido al potencial de PlayStation 4, aunque no al nuevo Dualshock. Hay un momento en el juego en el que Elena dice que las vistas parecen de postal, y en general, esa es la impresión que el título nos da plano a plano. La profundidad de sus escenarios (lo jugable y lo no jugable), las realistas y vistosas texturas y la variedad de lugares a visitar hacen que Uncharted 4 se sitúe entre lo mejorcito gráficamente que tiene la sobremesa de Sony, y sin barras horizontales.
A nivel artístico, el juego se descubre de una belleza cinematográfica muy elevada, aunque nada a lo que no estuviéramos ya acostumbrados en anteriores entregas.
Buscando la lagrimita
Es un adiós y como tal, no faltan los guiños, los paralelismos y los recuerdos de anteriores aventuras. Todo orquestado para mantenernos la lagrimita ahí, a punto de caer, y dejar bien claro, que se acabó lo que se daba: ya hemos descubierto toda la historia de Nathan Drake. Sin embargo, quién sabe si la saga Uncharted dará alguna sorpresa en el futuro. Los hay que aún esperan el regreso de Crash Bandicoot, así que por qué perder la esperanza…
En definitiva, si Uncharted: El tesoro de Drake sirvió de rescate del género de plataformas y acción que tan bien había estado retratado en Tomb Raider por tantos años, El Reino de los ladrones fue la consagración de la saga para Naughty Dog y el tres una continuación buena pero mejorable, la traca final vuelve a subir el nivel: se despide con añadidos en jugabilidad (sigilo, cuerda, piolet), escenarios más grandes y de auténtica belleza plástica inigualable y con una historia emotiva que cuida que todos los protagonistas tengan su minuto de gloria, incluso los añadidos. Pero como decíamos al principio, no descuida la esencia: el carisma de Nathan, las tramas personales, la evolución del personaje, el equilibrio entre exploración, escalada y combate y el toque cinematográfico que ha enganchado a millones de jugadores.
Lo mejor
- Añadidos: cuerda, piolet, sigilo. Se resiste a vivir de las rentas e introduce novedades
- El carismático Nathan Drake
- Las texturas, las partículas, la profundidad de campo, el realismo del diseño
Lo peor
- Esos caminos que no llevan a ninguna parte y que pueblan todo el juego
- Es necesario jugarlo en un modo de dificultad alto para que suponga un reto y no un paseo
- Es el fin de la saga, no mola Naughty Dog