Análisis de The Cave - Wii U

Analizar The Cave es una oportunidad más para alabar a Ron Gilbert, precursor de la aventura gráfica con Maniac Mansion. El genio de Oregón tiene a sus espaldas algunos de los títulos más celebrados en el género como The Secret of Monkey Island o Day of the Tentacle. Echábamos de menos lo mordaz de sus diálogos y lo ingenioso de sus acertijos, por eso nos alegramos sobremanera cuando SEGA anunció el desarrollo de The Cave junto a Double Fine. Cierto que Deathspank nos dejó algunas píldoras, pero resultó anecdótico más que un regreso triunfal. El título que nos ocupa, sin embargo, promete devolvernos al Gilbert de toda la vida con una producción descargable que nos llega a Xbox 360, PlayStation 3, PC y Wii U, versión que reseñamos.
La cueva del remordimiento
La idea tras The Cave llevaba una década rondando la cabeza de su responsable: un juego ambientado en un complejo entramado de túneles, a donde la gente acude para reencontrarse y desterrar sus más terribles secretos. Será la propia cueva quien ejerza de narrador, presentándonos a los 7 protagonistas de la aventura. Ya en la introducción, Gilbert deja claro su particular sentido del humor, al quejarse la gruta de cuan difícil lo tiene para ligar.
Extrañas personificaciones aparte, nuestro primer cometido es seleccionar a tres de los personajes para emprender la exploración. Cada uno cuenta con una habilidad y fase específica, por lo que habremos de concluir el juego hasta en tres ocasiones si pretendemos recorrerlo en su totalidad. Los particulares protagonistas son: la Científica (experta en el pirateo informático), el Paleto (capaz de bucear sin fin), los Gemelos (instruidos en el noble arte de las proyecciones astrales), la Aventurera (provista de un gancho que le facilita el avance), el Monje (con el don de la telequinesia) y la Viajera del Futuro, capaz de teletransportarse.
La lógica por candil

Diversos retos nos aguardan en la cueva ideada por Gilbert.
Al más puro estilo Lost Vikings, tendremos que alternar entre nuestros tres elegidos (bien con la cruceta, bien tocando sus siluetas en el GamePad) para resolver los cuantiosos puzles que nos esperan. Cada fase ofrece numerosas secciones verticales y horizontales que explorar en busca de objetos. La lógica dictará qué hacer con ellos, a lo que habrá que sumar las habilidades de cada personaje para despejar el camino hacia el siguiente compendio de acertijos. Gilbert no ha querido copar su producción de retos imposibles por lo rebuscado, así que un mínimo de razonamiento nos hará dar con la solución. Os sorprenderéis entonces por lo ingenioso a la par que evidente de cada rompecabezas.
Nuestros monigotes no hablan, por lo que conocer su pasado será una cuestión puramente contextual. Diseminadas por toda la cueva encontraremos ilustraciones coleccionables que nos irán desgranando la personalidad de cada uno, destapándose sus respectivos pesares en las ya referidas fases específicas. La recolección tampoco pone muchas pegas en cualquier caso, encontrándose las imágenes muy accesibles (cual símbolos fosforescentes impresos en la roca). Cabe reseñar que la cueva no nos permitirá morir en ningún momento. Hemos entrado para divertirla, como su propia locución deja a las claras, por lo que cada error fatal se paga con una reaparición en el último punto en que pisáramos suelo firme con seguridad.
Tosquedad a tres bandas
Son las bases de un juego bastante sencillo en su manejo. Un botón hace las veces de salto, con otro recogemos objetos, un tercero despliega nuestra habilidad y el cuarto es el típico botón de acción. Los sticks nos permiten manejar a los personajes por las muchas plataformas que nos aguardan, si bien estamos ante una aventura gráfica en toda regla. Lo deja a las claras las mejorables animaciones de los personajes, que nos jugarán malas pasadas en aquellos saltos o desplazamientos que requieran un mínimo de precisión. ¿Hubiese sido mejor controlar todo el cotarro con un ratón? Seguramente, ya que tanta plataforma acaba por entorpecer lo importante a fin de cuentas: la resolución de puzles.
A poco despiertos que seamos, no tardaremos más de 4 horas en completar la aventura. Nos aguardarán luego un par de rondas, si bien no todos estaréis dispuestos a recorrer nuevamente ciertas secciones. Otra opción a considerar es el modo multijugador. Tres jugadores colaborarán en el avance, aunque no podrán jugar de forma simultánea. Cada mando sincronizado activa a un personaje, cambiando el activo en pantalla según el controlador pulsado. Así, siempre habrá dos jugadores esperando su turno, lo que resulta bastante aburrido. ¿Por qué no haber optado por la pantalla dividida o el alejamiento de la cámara a medida que los jugadores se dispersen?
Desaprovechado GamePad

El sentido del humor de su creador está presente en todo momento.
En el caso de Wii U, hubiese sido de recibo aprovechar el Wii U GamePad para que al menos un segundo jugador tuviese control simultáneo de su personaje. En su lugar, se limita a la mentada selección y al manejo de la cámara. Ni siquiera podemos jugar en solitario desde el GamePad, con lo que apetece llevarse las clases de espeleología a la cama…
A nivel técnico estamos ante un juego de estética caricaturesca, acorde a la comicidad que rezuman diálogos y situaciones. Ciertos efectos de luz, la recreación del fuego o el agua, así como la de ciertos enemigos, deslumbran. No obstante, existe una apreciable falta de fluidez, con ralentizaciones más que puntuales. En la cuestión sonora también hay claroscuros. Por una parte nos encanta el doblaje de la cueva y algún que otro personaje, por otra la banda sonora apenas destaca en un par de ocasiones.
THE CAVE-ÍNDICE
PÁGINA 1 - Análisis.