Análisis de Ninja Gaiden 3 - PS3, Xbox 360

Desde las sombras se escabulle el mayor maestro ninja del mundo. Ryu Hayabusha blande su espada como una extensión de sus propias extremidades, sembrando el terror entre sus enemigos, sin importar su procedencia, su nivel social ni tampoco el color de su piel. El ninja no discrimina, pues todos acaban por agonizar ante sus poderes y la ferocidad de sus mandobles. Prefiere seguir a lo suyo y concentrarse en lo que realmente importa, la batalla. Lucha por el bien, pero un bien que no tiene sentido sin el puro placer de la pelea. Ninja Gaiden, la serie de los ochenta, vuelve con una entrega nueva y novedosa a la vez, preparada para abrirse a más público con mecánicas de nuevo cuño pero con las mismas sensaciones que el extraordinario reestreno hace ya ocho largos años en la primera Xbox.
Ryu Hayabusha, el responsable de que las donaciones de sangre mundiales sean obligadas a golpe de katana, vuelve de nuevo en una nueva aventura. Nueva por fin, sin aditivos ni ecos del pasado. Ninja Gaiden 3 no es un remake, ni tan siquiera un remake de un remake, el ninja amante de las amputaciones vuelve sin subtítulos griegos y se basta con un “tres” para dejar bien alto el panteón de una saga mítica, iniciada en los ochenta y que se revitalizó de una forma apabullante en el ya también lejano 2004 por el Team Ninja.
Ahora no contamos con Itagaki, que se ha marchado para saciar su sed de sangre en otros títulos, pero la brutalidad de los ataques de Hayabusha siguen descorchando litros y litros de sangre, amedrentando a sus enemigos con felinos movimientos, destrozando cualquier escollo que se encuentre. No tenemos desmembraciones, lástima, aunque aseguramos que será lo de menos ya que Ninja Gaiden 3 sigue siendo uno de los mejores juegos de acción de la actualidad, con o sin cabezas rodando.
UN NUEVO RUMBO
La nueva entrega de Ninja Gaiden se enfunda por segunda vez el “tres” en su nombre tras The Ancient Ship of Doom, de 1991. También es, probablemente, la entrega más importante de la serie desde que Itagaki alzó de nuevo al estrellato el particular universo ninja tras el videojuego de Xbox. Ahora, sin su director habitual, intenta salir adelante en una situación difícil, pues tendrá que contentar a los fans que siguen queriendo “más de lo mismo pero aumentado” y también recrudecer la batalla por conseguir una nueva audiencia que no se sienta intimidada por la dificultad de los videojuegos de la saga. Esa retahíla de palabras, seguramente mencionadas a Yosuke Hayashi en la reunión con los jefazos de Tecmo-Koei que acabó dando lugar a Ninja Gaiden 3, está grabada a fuego por el renovado Team Ninja.
Y es que éste mismo es el caballo de batalla de Ninja Gaiden 3. Un videojuego que si se juzgara sin compararse con los anteriores títulos de Itagaki se aposentaría fácilmente entre los elegidos del género de la acción en la actual generación. Un notable videojuego, excelente en ocasiones, que se ve lastrado por una serie de decisiones que nada tienen que ver con contentar a un nicho de jugadores bien diferenciado. No hacemos mención a la rebaja de la dificultad en general (no obstante, el modo Ultimate Ninja sigue siendo un dolor de cabeza) ni tampoco a la arriesgada decisión regenerar la vida del personaje cada batalla importante.
PESE A TODO, ENTRE LOS MEJORES DE LA ACCIÓN
Estamos hablando de pura mecánica y de sensación de asombro. Un juego de las facultades de Ninja Gaiden 3, pura sangre de la acción y del género “hack’n’slash” un anglicismo feo donde los haya. Hablamos de la pérdida de facultades sorpresivas, de momentos de tensión (que los hay) tan exuberantes como las mozas que siempre han acompañado a Ryu Hayabusha. Cierto estancamiento en las mecanismos jugables añadidos por una presentación de jefes finales que no está a la altura de la saga dan que pensar. ¿Es Ninja Gaiden 3 uno de los mejores juegos de acción de la actualidad? Sinceramente, y salvando casos como Bayonetta, sí. Pero, ¿podría haber sido mejor? También.
Esa es la sensación que despierta la tercera entrega moderna de las aventuras de Hayabusha, un título que deja en pañales a muchos desarrollos que se lanzan hoy, pero que no ha sabido explotar el legado de forma certera. No debemos llevarnos a engaños. La sobreexplotación de momentos “QTE” no son más que un añadido estético y que casi nunca desembaraza al jugador de sus tareas jugables. El añadido de la autoregeneración sí puede echar para atrás a los más viejos del lugar, los que han jugado y sufrido en todas las entregas anteriores. Pero también tiene truco, se solventa con daños mayores ya que los enemigos eliminan una porción mayor de nuestra barra de salud por cada golpe, o sea, que los descuidos se pagan más. En ningún caso debería ser un gran fallo que echarle en cara, sí una cuestión peliaguda y que generará controversia cuando se lance oficialmente.
NINJA GAIDEN 3-ÍNDICE
PÁGINA 1 - Antecedentes y mecánica.