Análisis de Just Cause 3 - PC, PS4, One

Los primeros minutos de Just Cause 3 sientan las bases de cómo serán todas las horas de juego posteriores: inyecciones de adrenalina, explosiones, últimos minutos, improvisación… un caos de diversión que sacrifica el nivel de los gráficos para permitir un escenario totalmente interactivo, destruible y lleno de opciones.
La tierra natal de Rico Rodríguez necesita ayuda. El dictador Di Ravello se ha hecho con el control de los pueblos y ciudades de las islas de Medici, un paraíso en pleno Mediterráneo que vive oprimido por él y su ejército. Para liberar a estas tierras de su yugo, el jugador tiene que liberar pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, al tiempo que supera las misiones principales.
La trama principal es una mera excusa, un hilo conductor con poca chicha, para que el viaje de Rico Rodríguez por Medici se distancie del Goat Simulator que lleva en su interior (o viceversa). Las misiones de historia tendrán objetivos diferentes a la conquista de territorios: encontrar y robar tecnología, acabar con recursos de Di Ravello, escoltar a tránsfugas... Al final, se nos queda corta, y con tanto recurso, una historia más profunda se echa de menos.
En cada pueblo tendrás que hacerte con el control de las comisarías, destruir los carteles, vehículos y emisores de propaganda, destrozar la estatua del presidente presente en cada plaza mayor y acabar con todas las instalaciones construidas por los hombres de Di Ravello. Una vez completados todos los objetivos (marcados en el margen izquierdo), izaremos la legítima bandera de la ciudad y el lugar pasará a formar parte del territorio liberado.
Es importante liberar territorios a nuestro paso pues algunas misiones no se desbloquearán hasta que no controlemos un mínimo número de territorios de la región. Pero en todo momento podremos elegir si continuar con las misiones principales o recorrer el mundo de Just Cause 3, accediendo a eventos aleatorios, descubriendo territorios que no están marcados en el mapa o como decíamos antes, liberando las principales villas de las islas.
Lo que queremos dejar claro es que el sandbox de Just Cause 3 nos da una libertad total para elegir el orden de nuestros objetivos o para deambular por tierra, mar o aire a nuestro antojo: sin destino ni motivo, más que el de explorar, destruir y revolotear. Y sin duda lo que le hace grande son las posibilidades para todo ello que encontramos en su equipamiento y en la cantidad de objetos inflamables con la que nos cruzamos a lo largo del juego.
Los recursos de Rico Rodríguez no tienen paragón: con su gancho y su paracaídas podíamos movernos con una gran libertad en Just Cause 2, pero el añadido del traje aéreo, ha mejorado mucho más nuestra forma de volar para desplazarnos. Sus herramientas son fáciles de usar, aunque dominarlas y combinarlas rápidamente nos llevará algo de tiempo. Por suerte, los más de 1.000 km2 de mapa, nos ofrecen sitio de sobra para practicar.
En cuanto a armas y vehículos, en Avalanche Studios nos dan a elegir entre una buena ración de pistolas automáticas y semiautomáticas, lanzacohetes, lanzagranadas y C4 ilimitado… y también una variedad inmensa de vehículos, y como en anteriores entregas: vehículo que veas, vehículo en el que puedes meterte. Desde los coches más humildes a vehículos militares, motocicletas, avionetas, helicópteros o lanchas motoras. Además, con las balizas que vamos consiguiendo, podremos pedir que nos los envíen a domicilio y así prepararnos bien para nuestra siguiente misión o hazaña. El personaje de Rico podrá cargar hasta con tres armas.
Para pedir suministros antes de una misión asegúrate de disponer de balizas, de esta manera podrás solicitar armamento y vehículos para ayudarte y verás cómo cae del cielo en pocos segundos.
Rico puede ir desbloqueando mejoras para las armas, los vehículos y demás, y lo hará a través de un sistema de piezas que recogemos al superar varios retos: volar a través de aros con el traje aéreo o un helicóptero, crear gran caos o destrucción en un tiempo determinado o conducir en un coche que no puede bajar de velocidad, entre otros. De esta manera, iremos moldeando la partida a nuestro gusto, con las mejoras que mejor convengan a nuestro tipo de juego.
Una de las cosas más negativas con las que nos hemos encontrado son sus tiempos de carga. A pesar de una instalación inicial, Just Cause 3 puede ser insufrible en algunos tiempos de carga, sobre todo en aquellos pasos que dan acceso a las misiones de reto para conseguir piezas. Hemos llegado a esperar, cronometrado, 3:43 minutos. Desquiciante. Tened el móvil a mano.
El juego cuenta con un parche Day one de 2,8 GB de peso, aunque desafortunadamente no arregla el problema de los tiempos de carga. Es algo que el estudio haría bien en mirar en un futuro próximo, porque desbloquear habilidades es importante, pero pasar por esa tortura, lo hace muy poco deseable.
La espectacularidad de todas las acciones de Rico se ven apoyadas por unos gráficos con el contraste muy subido: unos colores cálidos que no solo nos transportan al verano Mediterráneo, también resaltan la acción sin medida del título con tonos muy intensos que destacan sobremanera en las explosiones y hacen más envolvente la experiencia y cada una de nuestras locuras.
El mapa está dividido en tres regiones: Ínsula Fonte, Ínsula Draco e Ínsula Striate. Fonte destaca por ser un lugar muy habitado, con aldeas pequeñas y ciudades medianas, en Draco se concentra las estaciones petroleras de Di Ravello... una auténtica tentación para Rico. En esta región también podremos descubrir algunas ruinas romanas que han sobrevivido a la destrucción histórica del dictador. Sin embargo, la más grande es Striate, y también es la más peligrosa, por supuesto donde vive Di Ravello.
Para desplazarnos podemos tomar cualquiera de los vehículos que aparecen por las islas, pedir que nos envíen uno, o, si ya hemos visitado ese lugar, utilizar el viaje rápido.
Las físicas son buenas, y aunque a veces desafían toda lógica, tienen lógica en el universo de Avalanche Studios y siempre podemos esperar cómo se van a comportar nuestros experimentos... la gravedad, la inercia y la fuerza que ejercen las cuerdas que lanzamos desde el brazo para atar unas cosas a otras y hacer fuerza. Esto es así, una vez más por el espectáculo que proporcionan, arrastrando el estilo de la segunda parte.
Caos, destrucción y mucha explosión, son las palabras que mejor describen el retorno de Rico Rodríguez. El título de acción nos lleva hasta una paisaje tranquilo, marítimo, como es la mediterránea Medici, pero con Rico la tranquilidad no existe. Lo que existe es una libertad absoluta para hacer volar por los aires todo lo que se ponga en nuestro camino, para conducir cualquier vehículo, surcar los aires con ayuda de nuestro gancho, paracaídas y el novedoso traje aéreo... Sin embargo, echamos de menos una trama más profunda, más elaborada, algo más allá de una veintena de misiones y un montón de tareas secundarias repetitivas para liberar pueblos, la contrapartida es un mundo en el que todo se puede destruir y en el que el gancho de Rico se puede lanzar hacia cualquier dirección.
Lo mejor
- Libertad, destrucción, caos: el mundo está abierto a todo lo que se nos ocurra
- Montones de vehículos, y servidos a domicilio
- El gancho de Rico y su conjunción con el traje aéreo y el paracaídas
Lo peor
- Los tiempos de carga, insufribles
- Aunque cumplen por todo lo que se puede hacer en pantalla, los gráficos no están a la altura de esta generación
- Historia principal floja