Análisis de Fable: The Journey - Xbox 360

Análisis de Fable: The Journey - Xbox 360

Fable: The Journey tenía todas las papeletas para fracasar. Tras la disparidad de opiniones sobre Fable III y el escepticismo en torno a Kinect, el nuevo proyecto de Lionhead Studios se antojaba un título menor, que pasaría sin pena ni gloria entre los fans de la franquicia.

Hemos pasado muchas horas frente a Kinect y estamos en posición de asegurar que todo temor fue infundado. Fable: The Journey no es solo un capítulo imperdible en la serie, también el juego que abandere una nueva oleada de títulos para el periférico.

The Journey nos mete en la piel de Gabriel, joven nómada que se distancia de su caravana en plena tormenta. A bordo de su carroza, el joven recorrerá todo Albión en pos de reencontrarse con los suyos, hasta que una enigmática vidente trunque sus planes.

Los fans habrán pensado al momento en Theresa, presente en todas las entregas de Fable. Sin quererlo ni beberlo nos veremos portadores de unos misteriosos guanteletes, los cuales nos otorgarán fantásticos poderes. Gracias a ellos (y a nuestra yegua, Seren) haremos frente a La Corrupción que asola Albión, convirtiéndonos en el último de sus héroes.

Es el punto de partida para una trama que revelará los orígenes de Theresa, entre otros resquicios argumentales. Un recorrido subjetivo por los principales parajes de la trilogía, desde sus bosques a la industrializada Bowerstone, pasando por el tenebroso Páramo. Hobbes, Trolls, Huecos y demás enemigos intentarán dificultar nuestro avance, especialmente al adentrarnos en los templos.

fable the journey kinect

El título será el primero de la saga en primera persona.

DENTRO DE LA AVENTURA

Ahora bien, ¿Qué es Fable: The Journey? La mejor forma de describirlo sería como aventura de acción sobre raíles (sí, pese a la controversia, Lionhead Studios ha aceptado la evidencia). La mayor parte del tiempo la pasaremos a las riendas de nuestra yegua, controlándola con nuestros brazos izquierdo y derecho (adelantamos el contrario a la rienda de la que tiremos, girando en tal dirección).

Estas travesías se salpican de piedras mágicas en colores verde, azul y rojo. Mientras que las primeras pueden recogerse a cualquier velocidad, las azules tan solo serán nuestras si las atravesamos a paso ligero (llevamos ambas manos a la altura del pecho) y las rojas en pleno trote (fustigando enérgicamente). ¿Para qué sirven? En esencia son puntos de experiencia, que también recogeremos por cada enemigo fulminado. Estos van rellenando un marcador sito en la esquina superior izquierda de la pantalla, otorgándosenos así emblemas que canjear por mejoras de habilidad (mayor número de corazones o alcance a más de un enemigo por envite, entre ellas). Además, podemos canjear por emblemas el oro obtenido en Fable: Heroes, peculiar recompensa de Lionhead a quienes se hiciesen con su meritorio Arcade.

Los trayectos del carromato se verán salpicados por ataques a los que haremos frente bajando de este o bien en pleno trote, en cuyo caso será Theresa quien asuma las riendas. La vidente se encargará de amenizar cada ruta dándonos conversación, algunas cruciales para la trama, lo que limita el número de cinemáticas. En los caminos también encontraremos áreas en las que parar (alzando las riendas por encima de nuestra cabeza), bien para investigar en busca de cofres (hay numerosos objetos escondidos que coleccionar, como cartas y marionetas), charlar con pintorescos personajes o simplemente descansar en las numerosas áreas dispuestas al efecto. Estas nos permitirán sanar a la yegua, alimentarla y por lo general indagar en el pasado de Theresa a través de sus relatos frente a la hoguera, adornados con hermosas secuencias animadas.

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El recorrido será "sobre raíles", pero muy divertido y nada monótono.

COMBATE A DOS MANOS

Entrando en materia de combate, el completo tutorial nos explica los múltiples lanzamientos a ejecutar gracias a los guanteles. Con nuestra mano izquierda lanzaremos rayos, bolas de fuego o lanzas, mientras que la derecha nos servirá para manipular objetos, frenar el avance de los enemigos o desposeerlos de sus escudos para hacerles vulnerables. La ejecución no podía ser más simple: apuntamos con la palma de la mano al punto deseado de la pantalla y realizamos el movimiento en cuestión. La respuesta de Kinect es inmediata y sorprendentemente precisa. A los pocos minutos de juego nos veremos capaces no solo de acertar a ese Hobbe sito en la parte más lejana del escenario, sino de castigar con nuestros rayos a un grupo de estos, aún cuando estén escondidos tras una columna (podemos determinar la dirección de los ataques una vez lanzados). Importante es también el contraataque, que realizamos con el antebrazo y nos permitirá recuperar energía en momentos críticos.

No puede decirse que las batallas sean especialmente complejas, pero esto no quiere decir que vayamos a superarlas lanzando hechizos sin ton ni son. Cada habilidad ha de usarse con cabeza, en el tempo correcto, mientras esquivamos ataques desplazando la parte superior del cuerpo a izquierda o derecha. Y es que el gran mérito de Fable: The Journey es haber conseguido una profunda experiencia de juego que controlar sin necesidad de sudar la gota gorda. Jugamos sentados durante toda la partida, gozando de precisión milimétrica en el reconocimiento. Los movimientos exagerados son innecesarios en el control de las riendas: un pequeño adelantamiento del brazo (a veces casi imperceptible) resulta bastante para que Seren varíe levemente su dirección, sin importar tampoco si estamos a plena luz del día o con las luces apagadas. ¿Es este el juego que mejor explota las posibilidades de Kinect? Muy probablemente. También uno de los que requieren menor espacio para jugar.

Pese a resultar sobre raíles, además, The Journey no se hace pesado. Sí, serán muchos los minutos que pasaremos al trote y galope, esquivando los obstáculos del camino, pero la monotonía no llega por culpa de la hermosura con que se han recreado los entornos. La primera persona nos hace partícipes directos, transportándonos a esos hermosos lagos, arboledas o inquietantes desfiladeros (llega a sentirse vértigo al no haber tomado correctamente esa curva y estar a punto de despeñarnos), acompasados por una banda sonora deliciosa. Son recorridos casi hipnóticos, que servirán para relajarnos tras los extenuantes combates.

FABLE: THE JOURNEY-ÍNDICE

PÁGINA 1 - Análisis.

PÁGINA 2 - Conclusiones.

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