Análisis de Deus Ex: Mankind Divided - PS4

La franquicia ciberpunk menos ciberpunk de la historia (no es precisamente El Neuromante, y lo sabéis) vuelve a PC y consolas de última generación con Mankind Divided, una aventura de Eidos Montreal que ya posee el sello inconfundible de los canadienses y se desembaraza completamente de los pocos elementos “Warren Spector” que quedaban en la anterior aventura, Human Revolution. Adam Jensen vuelve a protagonizar una historia de conspiraciones, aumentados y tragedias ambientadas antes de los sucesos del Deux Ex primigenio.
¿Qué se puede decir de Mankind Divided? Pues que iguala o mejora la mayoría de aspectos de Deus Ex: Human Revolution (2011), algo que es muy bueno. Es el clásico más y más grande; más y mejor; más y más largo. Un ejemplo prototípico en la industria del videojuego. Apenas existen taras en un videojuego perfectamente formado, donde su desarrollo (al margen de unos retrasos) no ha sufrido problemas. La ausencia de noticias sobre su concepción, a diferencia de otros como No Man’s Sky, ha sido beneficioso para Eidos Montreal, pero también una prueba más del carácter minoritario de Mankind Divided.
Pues bien, el último juego de Adam Jensen se presenta como una continuista reflexión de Human Revolution. Gustará a los que en su día disfrutaron con el juego anterior y seguirá siendo un producto que provoque recelos a los jugadores que no acababan de casar con su sistema de sigilo/acción que presenta. No hay cambios más evidentes en jugabilidad, tampoco ha habido un ejercicio de innovación más allá de introducir algunos elementos accesorios a la experiencia de juego (ya innovaron sobremanera en Human Revolution respecto a Invisible War).
El desarrollo de la historia, como vais a suponer exactamente igual que el juego de 2011: conspiranoia, grandes corporaciones, agentes secretos, terrorismo, etc. El protagonista se encuentra en un grupo de operaciones especiales de la Interpol dos años después del final de la anterior aventura y vivirá muchas de las experiencias que ya vivió en el pasado. La trama se desarrolla de manera brusca, pues pasarán muchos minutos hasta que realmente nos empiece a interesar la historia. Una vez dentro de ella disfrutaremos de cada decisión y acontecimiento. Es, por lo tanto, un juego que se cuece a fuego lento, quizás demasiado para el público no acostumbrado. Hubiera sido bueno un mejor tutorial o, por lo menos, una primera misión realmente llamativa, no el aburrido recorrido por pasillos de Dubái que nos enseñan. Eso sí, a partir de ahí el juego se convierte en una experiencia notable, tanto para los que jugaron al anterior como para los que no (muy bien pensado el introducir un extenso vídeo que explica lo que pasó en HR).
Combate y sigilo, o ninguno
El gran planteamiento en la jugabilidad de Mankind Divided es exactamente igual que en anteriores. Acción directa para los que no quieran tener que pasar desapercibidos y sigilo para los que quieran convertirse en el nuevo Sam Fisher. Tal y como se desarrolla la franquicia a lo largo de los años, hemos visto cómo se han actualizado los procedimientos de disparos y parapetos así como las actuaciones con sigilo. El primer Deux Ex era el ejemplo perfecto de conversión de las dos opciones y en Human Revolution se intentó reproducir esta sensación. La diferencia es que antes no existía un abanico tan abrumador de opciones de acción exclusiva o de sigilo como hay ahora. El juego de 2011 y el que nos ocupa intentan concentrar a todos los aficionados de estos dos estilos de juego en un único título, y el resultado es irregular. Ni como videojuego de acción es notable, pues las mecánicas de movimiento, salto y velocidad son propias de un juego más pausado y no casan con ametrallar al contrincante constantemente ni tampoco el pasar desapercibido llega a las cotas de satisfacción de Metal Gear Solid V o Splinter Cell: Chaos Theory. Lo tiene todo, pero en ningún caso llega a la excelencia en las dos maneras de afrontar una misión.
Hay que recordar que Mankind Divided es un ejercicio portentoso de cómo se debe superar una misión gracias a las posibilidades que nos da, es algo que está unido a la franquicia, y lo sigue estando ahora. Las opciones son decenas en cada recorrido, ya sea apostar por conductos de aire, atacar indiscriminadamente o apostar por escondernos en un punto concreto del escenario. Así que si no somos demasiado exigentes con el control en el sigilo (en ocasiones demasiado fácil) o en la acción, tendremos entre nuestras manos un videojuego en el que la libertad de elección del usuario en su planteamiento determina su éxito. Y en este sentido es perfecto.
El mundo real de Deus Ex: Mankind Divided
La sensación de estar en un mundo vivo en cada elección que tomemos y en cada misión que acometamos es otro de los puntos fuertes del juego de Eidos Montreal. Todo tiene su consecuencia y cada opción de diálogo que escojamos determinará nuestro futuro. Es gratificante ver cómo los desarrolladores han pensado en diversas opciones de diálogo dependiendo de lo que estemos haciendo en tiempo real en el escenario. Si matamos a más gente de la debida o somos imprudentes en algún aspecto de nuestro cometido, algo que realizamos de manera natural, siempre sonará la voz de nuestro jefe o compañero recordándonos lo que hemos hecho. Un trabajo concienzudo que crea un mundo realista y del que sentimos que formamos parte.
Algo parecido ocurre en los escenarios del juego. En esta ocasión no iremos viajando por todo el globo, será una aventura más centrada en algunos puntos concretos del mapa. En contraposición a Human Revolution ahora tendremos verdaderos barrios libres de exploración en los que podremos deambular tranquilamente, sin apenas límites. Esta parte de exploración acercan al videojuego todavía más al género del rol y lo que es más importante, a el primer Deus Ex.
Todo sigue igual
Así es. Con el que nos ocupa, la marca Deus Ex se asegura la continuidad en el futuro, algo que necesitaba la saga (si las ventas lo permiten, claro). Es una buena noticia que juegos como Mankind Divided sigan existiendo hoy en día dentro de los grandes desarrollos. Todo sigue igual en apariencia. El argumento sigue siendo interesante gracias a una serie de tótems inquebrantables (corporaciones, mafias, giros de guion). Los aumentos y la modificación de armas son elementos jugablemente deliciosos y la relación estética con un futuro distópico le da un toque de distinción respecto a otros juegos demasiado futuristas (venga, vale, también tiene unos pocos elementos ciberpunk). Mankind Divided es el típico ejemplo de juego notable, excelente en algunos apartados, que sigue las directrices creativas de su antecesor. Apenas hay fallos notables y todo el desarrollo de la historia es un sabroso caramelo para el jugador. Muy pocas cosas se le pueden reprochar y aun así, creemos que debía haberse esforzado más en mostrar novedades y verdaderas innovaciones. Es como el clásico alumno con capacidades para sacar un 10 pero que mantiene el piloto automático para seguir sacando buenas notas, sí, pero lejos de su verdadero potencial.
Es algo que no es negativo, pero se echa en falta un punto de innovación más allá, quizá una renovación total de la línea temporal o personaje principal para un futuro. El de Adam Jensen en un juego brillante que se parece demasiado al anterior. Perfecto para fans y no tanto para otros, pues los pocos fallos de Human Revolution se reducen, pero no cuentan con el efecto “wow” de las mecánicas de juegos pasados.
Reconocemos desde el principio todo lo que nos puede ofrecer este gran videojuego y es por ello que debemos preguntarnos si debe cambiar de rumbo en el futuro.
Spoiler alert.
Sí.
Lo mejor
- De nuevo, la historia.
- Las posibilidades jugables al afrontar una misión.
- El mundo vivo en el que nos desenvolvemos.
- Estética preciosa y decadente.
- Los aumentos y las armas.
Lo peor
- Ni la acción ni el sigilo están al nivel de juegos específicos de estos géneros.
- Poca innovación respecto a Human Revolution.
- El modo Breach, si lo probáis dejadlo para el final.