Análisis de Assassin's Creed Chronicles: India - PC, PS4, One

Mientras todavía nos congratulamos del posible coitus interruptus de la saga Assassin's Creed en 2016 de cara a preparar un nuevo título ambientado en Egipto (rumores) para finales del diecisiete, Ubisoft no está dispuesta a dejar de publicar títulos de su franquicia estrella. Primero China, ahora India y en pocas semanas Rusia, tres iteraciones de una saga en forma de pequeños juegos descargables que se verán recopilados en un pack físico en febrero.
Mientras China pecaba de ser un juego fácil y simplón, los chicos de Climax, desarrolladores de algunas perlas imperecederas como Silent Hill: Shattered Memories, han decidido endurecer el paso de nuestro protagonista por la India del Siglo XIX, en plena guerra entre el imperio Sikh y la Compañía Británica de las Indias Orientales. Arbaaz, el protagonista, deberá superar diez fases con un componente muy elevado de sigilo y saltos. Son elementos que no tienen que entorpecer el desarrollo del juego, al contrario, pero en India se convierten en elementos pilares de la mecánica hasta el punto que se penaliza cualquier otra acción. Es por ello que la supuesta libertad de acción a la hora de afrontar los retos y fases (que se dividen a su vez por zonas) queda relegada a un continuo ensayo y error que acaba por desesperar.
Prince of Assassin Persia Creed
Ubisoft, desarrollo lateral (2,5D en realidad, aunque no deja de ser un elemento estático), Asia, calor y arena. No estamos hablando del nuevo y, por dios que acabe llegando, Prince of Persia. Pese a que muchos elementos visuales así lo demuestran, India difiere de los príncipe de Persia clásicos en el factor sigilo, por lo demás, encontramos muchas similitudes visuales, tantas que a veces creemos que Arbaaz recogerá en unas catacumbas una espada encallada en el esqueleto. Climax ha revisitado algunos de los pasajes del Príncipe, todo ello condimentado de un estudio concienzudo de la India de la época, sus penurias y acosos.
Todos los niveles se superan de izquierda a derecha, con algunas zonas en las que el personaje podrá venir hacia la pantalla o alejarse y, de vez en cuando, se nos regala un zoom interesante de cara a ver las distintas partes de los niveles. Y es que Arbaaz tendrá que utilizar sus armas (bombas de humo, ataque por la espalda, chackram, etc) para seguir adelante en su aventura, una con un argumento inocuo en el que tendrá que ayudar a su mentor y a su querida princesa (hola, Persia).
Ensayo y error
Así es, es una constante a lo largo de la aventura. En las primeras fases se percibe ya un grado de sigilo mucho mayor que en China, algo que se convierte en imprescindible para acabar muchas de ellas, pues los enemigos, podrán acabar con nosotros al instante con un disparo, por ejemplo. Esta aproximación a uno de los porqués, no lo olvidemos, del primer Assassin's Creed de todos, se convierte en una pega más que en una ayuda. Mientras otros juegos del estilo nos ofrece libertad para afrontar situaciones y sólo en ocasiones tenemos que pasar por el cuello de botella que es utilizar una acción determinada, aquí el juego entero es un cuello de botella. Acciones únicas que nos permitirán avanzar por las fases y que, si no realizamos, nos acaban asesinando irremediablemente.
El desarrollo se convierte en una carga constante de partidas en las que realizamos alguna acción diferente hasta que damos en el clavo, algo que aleja al jugador de la narrativa del juego, ya le da igual a quién ha de salvar, sólo quiere poder pasar desapercibido ante esa horda de guardias.
Tampoco ayuda el control, uno que da buenas sensaciones cuando jugamos en una zona tranquila pero que, a la hora de resolver momentos de tensión en pocos segundos, nos juega malas pasadas hasta que lo controlamos del todo. Esconderse exactamente en un pilar o lanzar una cuerda en el momento justo nos hará morir por falta de coordinación y respuesta en más de una ocasión.
Eso sí, muy bonito todo
No podemos negar, relacionando lo que se ha escrito anteriormente, que el acabado de India sea bello. Las ciudades indias, la gente, los atardeceres y los colores vivos recrean una zona del mundo exótica que hemos visto poco en videojuegos. Pese a no aprovechar, lógicamente, las capacidades técnicas de las plataformas para las que está disponible, es un juego que encandila por sus visuales. Bello más que portento técnico, India viaja de la espectacularidad de los triple A de los Creed principales, pero ofrece una visión muy interesante, pues expande su universo sin extenuar la franquicia, nos enseña nuevas zonas del mundo y nuevos asesinos (muchos de ellos venidos de las novelas oficiales).
India no es un título largo, ni mucho menos como otras entregas de la saga, pero su precio, apenas 10 euros y los coleccionables, lo convierten en un juego interesante para los seguidores de la franquicia, si no lo eres, quizá los ecos a Prince of Persia te harán comprarlo.
LO MEJOR
- Visualmente es bello
- Los coleccionables alargan su vida útil
LO PEOR
- El ensayo y error es una constante en todo el juego
- Un argumento que, debido a lo de arriba, nos da bastante igual
- El control es impreciso